
Denuncian que el acusado de asesinar a Diego Sixto va al casino mientras espera el juicio en libertad
Carlos Sandoval, acusado de asesinar de un escopetazo a Diego Sixto, sigue libre en Bariloche. La familia denuncia “una burla” y exige justicia sin privilegios por edad.
El 5 de mayo, la vida de Diego Sixto terminó de forma brutal. Un disparo de escopeta en el rostro, en el medio del campo, puso fin a una jornada que había empezado como una reunión entre vecinos. Desde entonces, su familia convive con un doble calvario: el dolor por la pérdida irreparable y la indignación de ver al presunto asesino, Carlos Argentino Sandoval, de 71 años, caminando libremente por las calles de San Carlos de Bariloche.
“Nos condenó a todos, desde el más chico al más grande”, dice, con voz entrecortada por la angustia, Miriam Sixto, prima de la víctima. En diálogo con Radio Con Vos Patagonia, describió los días que siguieron al crimen como “difíciles, muy tristes, con mucha impotencia”.
El hecho ocurrió en una zona rural cercana a Villa Llanquín, a unos 80 kilómetros de Bariloche. La fiscalía reconstruyó que Diego y Sandoval compartían una jornada campestre entre conocidos del lugar. Durante la cena, surgió una discusión que escaló con rapidez. Sandoval, tras el altercado, se metió en su casa, tomó una escopeta y, cuando Diego ya estaba montado en su caballo para retirarse, le disparó en el rostro. La muerte fue instantánea: shock hipovolémico por la pérdida masiva de sangre.
“No tenía un cuchillo en la mano, no lo atacó, ni siquiera se defendió”, remarcó Miriam. “La justicia misma lo dice: Diego no representaba ningún peligro. Este hombre ya tenía el instinto de asesino”.
El acusado se entregó a la policía poco después, con el arma homicida aún en sus manos. La causa fue caratulada como homicidio agravado por el uso de arma de fuego. Sin embargo, Sandoval no está preso. La Justicia ordenó que permanezca en libertad durante la etapa de investigación, con tobillera electrónica, prohibición de salir de Bariloche y contacto cero con testigos. Una situación que para la familia de la víctima resulta incomprensible.
“Es una risa en nuestra cara”, lamentó Miriam. “El tipo sigue comprando alcohol, va al casino, hace vida nocturna. ¿Dónde está el límite? ¿Quién lo controla? ¿Qué garantías tenemos como sociedad de que no vuelva a hacer algo así?”.
La bronca también está atravesada por el contexto en el que ocurrió el crimen. Según la familia, Sandoval presentaba un alto nivel de alcohol en sangre al momento del disparo. “¿Y ahora sigue consumiendo como si nada? ¿Nadie le impone una sola restricción?”, se preguntan.
Desde la defensa del imputado argumentan que su edad avanzada, 71 años, y su estado de salud permiten que espere el juicio en libertad. Pero para los seres queridos de Diego, ese argumento no es válido: “Nosotros vamos a seguir apostando a que cumpla condena”.
En la calle, en los pasillos del supermercado, en las cámaras de seguridad del casino. Cada vez que la familia Sixto ve al presunto asesino circulando como un ciudadano más, el duelo se vuelve a abrir. “No tiene remordimientos, no tiene sentimientos. Camina como si nada, como si Diego no hubiera existido”.
La causa, por ahora, sigue en la etapa preparatoria. El juicio oral todavía no tiene fecha confirmada. Mientras tanto, la familia pide que la Justicia actúe con celeridad.